Toda empresa se acaba enfrentando tarde o temprano a la salida de un socio. Y no tiene por qué ser consecuencia de un gran desacuerdo en las decisiones del consejo de administración o del consejo de familia. A veces puede deberse a un cambio de opinión respecto de la viabilidad del negocio en un nuevo entorno socioeconómico o, simplemente, motivos personales. En las empresas familiares un socio puede querer salir simplemente porque su vocación profesional lo lleva a sectores alejados de aquel en el que opera el negocio de la familia.

La salida de un socio forma parte del ciclo de vida de cualquier sociedad y no tiene por qué suponer un conflicto. Pero lo cierto es que los procesos de salida en las empresas familiares suelen complicarse. En este tipo de empresas los procesos de salida son ordenados tan solo en torno al 50% de los casos. En un 25% de las ocasiones la salida tiene que superar una negociación más o menos conflictiva. Y en un 25% el socio que desea abandonar la empresa familiar ni siquiera lo consigue. 

Más vale prevenir: el procedimiento de salida de un socio en el protocolo familiar

Por este motivo, lo mejor para la empresa familiar es prever en la documentación societaria y en los protocolos familiares qué hacer ante la posible salida de un socio. Contar así pues con procedimientos ordenados, claros y equilibrados de resolución de conflictos y de liquidez de las acciones o participaciones. La prioridad debe ser conducir cualquier posible proceso de salida de modo amistoso, preservando el valor de la empresa familiar y las relaciones entre las personas.

En el extremo contrario, hay que evitar que el protocolo familiar contenga cláusulas excesivamente rígidas que impidan la salida de los socios o utilizar la posición dominante de la mayoría para obligar al socio minoritario a vender sus títulos a un precio demasiado bajo. Estas son situaciones relativamente comunes en las empresas familiares. Porque desde su misma concepción tienen como objetivo fundamental que la propiedad se mantenga en manos de los miembros de la familia. Muchos protocolos familiares restringen la libre transmisibilidad de las acciones y participaciones sociales para evitar la dispersión del capital en manos de terceros. Y sin embargo, en un momento u otro todas las empresas familiares deben afrontar la salida de alguno de sus socios miembros.

Cuando uno de los socios familiares expresa su voluntad de salir de la empresa, se debe hacer por ambas partes un esfuerzo de empatía para alcanzar un resultado beneficioso para todos.

El protocolo familiar tiene como misión garantizar un futuro de la empresa en el que participen todos los familiares. Aunque parezca contraintuitivo, prever en él los mecanismos para facilitar la salida de un socio de manera pactada es la mejor manera de asegurar el futuro de la empresa familiar. Porque si se prevé una retribución justa por las participaciones se evitan los conflictos y no se pone en peligro la viabilidad de la compañía. 

Cómo valorar las participaciones del socio saliente

Además, hay que recordar que el derecho de separación garantiza el derecho de los socios a finalizar voluntariamente su relación con la sociedad y a recibir un reembolso por sus participaciones. 

Alcanzar un entendimiento en la valoración de las participaciones del socio que deja la compañía es difícil. Porque entran en valoración bienes tangibles e intangibles de una empresa en funcionamiento. Si las partes no alcanzan un acuerdo sobre el valor razonable de estas participaciones, el Registro Mercantil designará un auditor de cuentas externo para dilucidarlo. 

Si quieres redactar un protocolo para tu empresa familiar que prevea todos los aspectos de la posible salida de un socio de manera no traumática, en Confianz podemos ayudarte.



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